
Cuando ellos eran niños, la voz de su padre era ley en la casa. Hoy, que son padres, no quieren repetir ese modelo autoritario, pero muchos no saben cómo controlar a sus hijos. Es el dilema de los hombres de hoy: construir un nuevo modelo de autoridad matizando reglas con afectos, sin dejar de ser padre para convertirse en amigo.
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